jueves, 15 de octubre de 2015

Infantería, sorbiendo...



Para decirlo en otras palabras:
Tira un reluciente esqueleto de su tobillo
desfleca la carne rígida
que da
con gesto soberbio
de comer a los cuervos
mientras busca y rebusca   y rebuzna
hasta encontrar el hueso.
La tibia     el peroné.
Si tuviera ojos la malvada
le brillarían ahora
que ha encontrado lo que buscaba.
El cuerpo del pobre amigo
de repente
se retuerce
cuando ella, la finada reluciente
se lleva el hueso a la boca.

La tibia    el peroné
Y es ese ruido la fuga del alma.

Es la lengua roja y viva de la muerta
inverosímil pedazo de carne
metiéndose en el caracú y
sorbiendo
desde allí
el alma.
Chupando se lleva el último rescoldo
del pobre hombre.


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