jueves, 18 de julio de 2013

MOLESKINE. Notas al pié de obra. Ron Mueck

Ron Mueck. Monstruoso. Fondation Cartier. Esculturas hiperrealistas realizadas en silicona coloreada, pelo humano, etc.
La sensación es estar frente a unas figuras humanas reales y, al mismo tiempo -hiperrealismo mediante – saber que la vida está ausente en esa hipe hiper realidad. Aparece lo siniestro: la muñeca esta casi viva, el robot casi humano…el doble allí, parado frente a nosotros. Mueck juega con el tamaño de sus esculturas. Ninguna tiene el tamaño real, pero eso no ofrece ningún refugio contra la incomodidad del símil.
Leo a Hans Belting “…la sustancia orgánica no puede ser transferida a imágenes artificiales” y acota “por eso nos espantan los muñecos que aparentan estar vivos, que se apartan de la indudable diferencia entre cuerpo e imagen” En las antiguas tradiciones, el cuerpo del difunto era reemplazado (tomaba su lugar) por una imagen, a fin de que el muerto pudiera permanecer entre los vivos. El cuerpo se pudría tranquilamente hasta desaparecer, pero el difunto se quedaba entre nosotros gracias a ese artilugio, a ese cruce (Checkpoint Charlie) que hacía montado (Caronte en reversa) en una escultura de barro o de bronce. Mas adelante, se eternizaría en retratos al óleo y mas adelante aún en fotografías enmarcadas, en repisas y cementerios. Cuanto más cerca en el tiempo, más realista el “doble”
Hoy con la cultura de HD, y los medios digitales acelerando los tiempos, este pacto de reemplazo corre riesgo de quebrarse. Mientras los “muertos vivos” persiguen a los vivos vivos en la tele (hijastros mejorados de Frankestein y los zombies blanco y negro, los casi vivos de antes), las esculturas de Ron Mueck se acercan inquietantemente al original (o a un supuesto original) al que reemplazan para ser exhibido en museos y galerías. Recuerdo una vieja película de terror donde las figuras de un Museo de Cera escondían, bajo una delgada capa de dicho material, al original en estado cadavérico…más de lo mismo. Quien sabe qué yace debajo de las siliconas y el poliuretano del artista de hoy. Curiosamente, en el caso de Mueck, los personajes no son exactamente reproducciones fieles, por lo menos en cuanto a su tamaño: son más grandes o más chicos que los modelos , pero inquietan igual, tal vez porque a pesar de ello (cierto margen de irrealidad), conservan la literalidad de los detalles y su humanidad, cuando cuentan pequeñas y sutiles historias. Son figuras hiper detallistas y, en cierta escala, ello se vuelve extraño y, de alguna manera molesto, sin dejar de ser poderosamente atractivo. La lógica indica que esos detalles en esa escala deberían perderse, esfumarse un poco, diluirse pacíficamente en el aire y aquí no sucede, convirtiendo nuestra mirada en hiperlúcida y, de alguna manera, pornográfica (medical shots le dicen a aquellas tomas que en los films de ese género muestran mas allá de lo que la mirada humana puede ver, en cuanto a detalle de la acción)
En la obra, cuyo tamaño es varias veces mas grande que el normal, no pude sostener la mirada de una de las figuras…
Paris, 2013.

1 comentario:

  1. no conocia esta artista y me encantoooo... como me gustaria ver la exposicion

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